Jardins Secrets Hotel Nîmes ★★★★★

El estilo. La amabilidad y atención de sus dueños. El desayuno en el jardín, toda una experiencia!

Un hotel excepcional. Un paraíso en el centro mismo de Nîmes. Cuando llegas, te quedas desconcertado pues no hay grandes carteles anunciando el hotel y si no te fijas bien no parece que esté allí. Una simple valla sobre la que asoma la vegetación, una puerta discreta y un timbre, eso es todo. No hay sitio para aparcar, pero el tráfico es prácticamente nulo y se puede dejar provisionalmente el coche en una zona en la que no está permitido. Se llama a la puerta y al identificarte, salen a por tus maletas, te pasan a la recepción y se llevan tu coche para aparcarlo en un garaje privado. Cada vez que necesites el coche, te lo traen y cuando llegas te lo aparcan. Todo un lujazo y muy cómodo, no te preocupas de aparcar. El hotel es una antigua posada, o eso nos dijeron, y es un auténtico museo. Aunque el hotel estaba lleno o prácticamente lleno, no te encuentras con nadie la mayor parte del tiempo, sólo en momentos puntuales. La habitación no es muy grande, pero sí es cómoda. La pared es un ventanal que da al patio, lleno de vegetación y no se ve a absolutamente nadie. No se oye a nadie. Y tiene una pequeña terracita en la que se puede desayunar. El desayuno es caro, pero muy bueno y un lujo desayunar tu sólo rodeado de un jardín tropical. El personal, brillante. Muy dispuestos y amables donde la prioridad es el cliente. Si alguien está haciendo alguna tarea y le pides algo, dejan lo que están haciendo para atenderte inmediatamente. Muy, muy bien. En caso de que llueva, entonces se puede desayunar en un patio interior, abierto por el centro, con una fuente, en cuya base hay peces y está rodeado por otro jardín tropical. Aunque no se dan comidas o cenas, sí tienen un servicio de habitaciones en el que te sirven platos, bebidas y postres y hace las veces de comida o cena "encubierta" por lo que si no se quiere, no hace falta salir del hotel para comer o cenar. La piscina en el mismo jardín, para refrescarse está muy bien, aunque no sirve para nadar. Muy bien.

Un detalle muy feo es que si quieres desayunar una tortilla o huevo, te cobran un extra. No es un problema el dinero, pero creo que un hotel de este nivel no puede tener estos malos detalles. La puerta de la habitación no cerraba bien. No tienen una pequeña nevera para el agua o refrescos, que en verano son bastante necesarios.

Muy lindo el lugar del desayuno, todo muy bueno pero poca variedad

Más variedad

El nombre del hotel es muy apropiado. Es un verdadero oasis de paz en medio de la ciudad y te hace sentir como en casa. Aunque pasaras una semana en el hotel, no podrías apreciar cada uno de los pequeños detalles que tiene: sus salones, su chimenea, su patio, su jardín... Fue una experiencia memorable.

Creo que este establecimiento podría mejorar mucho si ofreciera un poco más de variedad en su oferta gastronómica, ya sea en el servicio de habitaciones o para poder comer en sus instalaciones.

El nombre del hotel es muy apropiado. Es un verdadero oasis de paz en medio de la ciudad y te hace sentir como en casa. Aunque pasaras una semana en el hotel, no podrías apreciar cada uno de los pequeños detalles que tiene: sus salones, su chimenea, su patio, su jardín... Fue una experiencia memorable.

Creo que este establecimiento podría mejorar mucho si ofreciera un poco más de variedad en su oferta gastronómica, ya sea en el servicio de habitaciones o para poder comer en sus instalaciones.

El estilo. La amabilidad y atención de sus dueños. El desayuno en el jardín, toda una experiencia!

Un hotel excepcional. Un paraíso en el centro mismo de Nîmes. Cuando llegas, te quedas desconcertado pues no hay grandes carteles anunciando el hotel y si no te fijas bien no parece que esté allí. Una simple valla sobre la que asoma la vegetación, una puerta discreta y un timbre, eso es todo. No hay sitio para aparcar, pero el tráfico es prácticamente nulo y se puede dejar provisionalmente el coche en una zona en la que no está permitido. Se llama a la puerta y al identificarte, salen a por tus maletas, te pasan a la recepción y se llevan tu coche para aparcarlo en un garaje privado. Cada vez que necesites el coche, te lo traen y cuando llegas te lo aparcan. Todo un lujazo y muy cómodo, no te preocupas de aparcar. El hotel es una antigua posada, o eso nos dijeron, y es un auténtico museo. Aunque el hotel estaba lleno o prácticamente lleno, no te encuentras con nadie la mayor parte del tiempo, sólo en momentos puntuales. La habitación no es muy grande, pero sí es cómoda. La pared es un ventanal que da al patio, lleno de vegetación y no se ve a absolutamente nadie. No se oye a nadie. Y tiene una pequeña terracita en la que se puede desayunar. El desayuno es caro, pero muy bueno y un lujo desayunar tu sólo rodeado de un jardín tropical. El personal, brillante. Muy dispuestos y amables donde la prioridad es el cliente. Si alguien está haciendo alguna tarea y le pides algo, dejan lo que están haciendo para atenderte inmediatamente. Muy, muy bien. En caso de que llueva, entonces se puede desayunar en un patio interior, abierto por el centro, con una fuente, en cuya base hay peces y está rodeado por otro jardín tropical. Aunque no se dan comidas o cenas, sí tienen un servicio de habitaciones en el que te sirven platos, bebidas y postres y hace las veces de comida o cena "encubierta" por lo que si no se quiere, no hace falta salir del hotel para comer o cenar. La piscina en el mismo jardín, para refrescarse está muy bien, aunque no sirve para nadar. Muy bien.

Un detalle muy feo es que si quieres desayunar una tortilla o huevo, te cobran un extra. No es un problema el dinero, pero creo que un hotel de este nivel no puede tener estos malos detalles. La puerta de la habitación no cerraba bien. No tienen una pequeña nevera para el agua o refrescos, que en verano son bastante necesarios.

Muy lindo el lugar del desayuno, todo muy bueno pero poca variedad

Más variedad

El estilo. La amabilidad y atención de sus dueños. El desayuno en el jardín, toda una experiencia!

Un hotel excepcional. Un paraíso en el centro mismo de Nîmes. Cuando llegas, te quedas desconcertado pues no hay grandes carteles anunciando el hotel y si no te fijas bien no parece que esté allí. Una simple valla sobre la que asoma la vegetación, una puerta discreta y un timbre, eso es todo. No hay sitio para aparcar, pero el tráfico es prácticamente nulo y se puede dejar provisionalmente el coche en una zona en la que no está permitido. Se llama a la puerta y al identificarte, salen a por tus maletas, te pasan a la recepción y se llevan tu coche para aparcarlo en un garaje privado. Cada vez que necesites el coche, te lo traen y cuando llegas te lo aparcan. Todo un lujazo y muy cómodo, no te preocupas de aparcar. El hotel es una antigua posada, o eso nos dijeron, y es un auténtico museo. Aunque el hotel estaba lleno o prácticamente lleno, no te encuentras con nadie la mayor parte del tiempo, sólo en momentos puntuales. La habitación no es muy grande, pero sí es cómoda. La pared es un ventanal que da al patio, lleno de vegetación y no se ve a absolutamente nadie. No se oye a nadie. Y tiene una pequeña terracita en la que se puede desayunar. El desayuno es caro, pero muy bueno y un lujo desayunar tu sólo rodeado de un jardín tropical. El personal, brillante. Muy dispuestos y amables donde la prioridad es el cliente. Si alguien está haciendo alguna tarea y le pides algo, dejan lo que están haciendo para atenderte inmediatamente. Muy, muy bien. En caso de que llueva, entonces se puede desayunar en un patio interior, abierto por el centro, con una fuente, en cuya base hay peces y está rodeado por otro jardín tropical. Aunque no se dan comidas o cenas, sí tienen un servicio de habitaciones en el que te sirven platos, bebidas y postres y hace las veces de comida o cena "encubierta" por lo que si no se quiere, no hace falta salir del hotel para comer o cenar. La piscina en el mismo jardín, para refrescarse está muy bien, aunque no sirve para nadar. Muy bien.

Un detalle muy feo es que si quieres desayunar una tortilla o huevo, te cobran un extra. No es un problema el dinero, pero creo que un hotel de este nivel no puede tener estos malos detalles. La puerta de la habitación no cerraba bien. No tienen una pequeña nevera para el agua o refrescos, que en verano son bastante necesarios.

Muy lindo el lugar del desayuno, todo muy bueno pero poca variedad

Más variedad

El nombre del hotel es muy apropiado. Es un verdadero oasis de paz en medio de la ciudad y te hace sentir como en casa. Aunque pasaras una semana en el hotel, no podrías apreciar cada uno de los pequeños detalles que tiene: sus salones, su chimenea, su patio, su jardín... Fue una experiencia memorable.

Creo que este establecimiento podría mejorar mucho si ofreciera un poco más de variedad en su oferta gastronómica, ya sea en el servicio de habitaciones o para poder comer en sus instalaciones.

El estilo. La amabilidad y atención de sus dueños. El desayuno en el jardín, toda una experiencia!

Un hotel excepcional. Un paraíso en el centro mismo de Nîmes. Cuando llegas, te quedas desconcertado pues no hay grandes carteles anunciando el hotel y si no te fijas bien no parece que esté allí. Una simple valla sobre la que asoma la vegetación, una puerta discreta y un timbre, eso es todo. No hay sitio para aparcar, pero el tráfico es prácticamente nulo y se puede dejar provisionalmente el coche en una zona en la que no está permitido. Se llama a la puerta y al identificarte, salen a por tus maletas, te pasan a la recepción y se llevan tu coche para aparcarlo en un garaje privado. Cada vez que necesites el coche, te lo traen y cuando llegas te lo aparcan. Todo un lujazo y muy cómodo, no te preocupas de aparcar. El hotel es una antigua posada, o eso nos dijeron, y es un auténtico museo. Aunque el hotel estaba lleno o prácticamente lleno, no te encuentras con nadie la mayor parte del tiempo, sólo en momentos puntuales. La habitación no es muy grande, pero sí es cómoda. La pared es un ventanal que da al patio, lleno de vegetación y no se ve a absolutamente nadie. No se oye a nadie. Y tiene una pequeña terracita en la que se puede desayunar. El desayuno es caro, pero muy bueno y un lujo desayunar tu sólo rodeado de un jardín tropical. El personal, brillante. Muy dispuestos y amables donde la prioridad es el cliente. Si alguien está haciendo alguna tarea y le pides algo, dejan lo que están haciendo para atenderte inmediatamente. Muy, muy bien. En caso de que llueva, entonces se puede desayunar en un patio interior, abierto por el centro, con una fuente, en cuya base hay peces y está rodeado por otro jardín tropical. Aunque no se dan comidas o cenas, sí tienen un servicio de habitaciones en el que te sirven platos, bebidas y postres y hace las veces de comida o cena "encubierta" por lo que si no se quiere, no hace falta salir del hotel para comer o cenar. La piscina en el mismo jardín, para refrescarse está muy bien, aunque no sirve para nadar. Muy bien.

Un detalle muy feo es que si quieres desayunar una tortilla o huevo, te cobran un extra. No es un problema el dinero, pero creo que un hotel de este nivel no puede tener estos malos detalles. La puerta de la habitación no cerraba bien. No tienen una pequeña nevera para el agua o refrescos, que en verano son bastante necesarios.

Muy lindo el lugar del desayuno, todo muy bueno pero poca variedad

Más variedad

El nombre del hotel es muy apropiado. Es un verdadero oasis de paz en medio de la ciudad y te hace sentir como en casa. Aunque pasaras una semana en el hotel, no podrías apreciar cada uno de los pequeños detalles que tiene: sus salones, su chimenea, su patio, su jardín... Fue una experiencia memorable.

Creo que este establecimiento podría mejorar mucho si ofreciera un poco más de variedad en su oferta gastronómica, ya sea en el servicio de habitaciones o para poder comer en sus instalaciones.